Twurky Balboa
12.10.2024

Título: "Twurky Balboa: La Pelea de Mi Vida"
Nunca pensé que llegaría a esto. Yo, Twurky, el gato blanco de ojos azules y orejas amarillas levemente tostadas, acostumbrado a las siestas largas y a mis paseos tranquilos, estaba a punto de enfrentar el reto más grande de mi vida. Todo comenzó con una salida nocturna, solo para despejar la mente, pero de repente me encontré en medio de un torneo de luchas callejeras de gatos. ¿Cómo llegué aquí? No lo sé exactamente, pero mi instinto de supervivencia me decía que no había vuelta atrás.
El lugar era un callejón oscuro, lleno de felinos duros, los que llevan las cicatrices de la calle como medallas de honor. Gatos que, a diferencia de mí, no conocían lo que era un sofá cómodo o una cama cálida. Entre ellos, reinaba un tipo imponente, el gato más temido del vecindario: Tiger, un enorme felino rayado que parecía haber sido esculpido de la misma piedra que las calles.Yo no era un luchador. Siempre había sido el gato mimado, el que vivía tranquilo, con comida caliente y cepillados diarios. Pero algo en mí me empujaba a no retroceder. Tal vez fue el orgullo, tal vez fue la necesidad de probarme a mí mismo. Como Rocky Balboa frente a Apollo Creed, me subí al "ring", aunque sabía que no tenía ni una sola oportunidad de ganar. Sin embargo, algo más profundo me hacía pensar que al menos, sobreviviría para contarlo.
La pelea comenzó. Tiger lanzó el primer golpe, un zarpazo que me dejó girando. Pero yo, Twurky Balboa, no me rendí. Mis patas, aunque torpes, respondieron con rapidez, lanzando zarpazos al aire como si fueran golpes de boxeo en cámara lenta. Mi oponente era más fuerte, más rápido, pero yo… yo tenía algo que él no tenía: una determinación ciega y algo de suerte.
Cada mordisco, cada golpe, me hacía tambalear, pero seguía en pie. No iba a dejar que me vencieran sin dar la pelea de mi vida. Mis garras apenas rozaban a Tiger, pero mi espíritu estaba intacto. Podía escuchar a la multitud de gatos maullando desde las sombras, esperando que me desplomara, pero yo, Twurky, resistía.
Tiger seguía atacando, y yo seguía cayendo, pero siempre me levantaba. No era una cuestión de ganar, sino de resistir. Golpe tras golpe, sentía cómo mis fuerzas se desvanecían, pero mi corazón seguía latiendo con fuerza. En ese momento, recordé algo que mis humanos decían mientras veían esas películas viejas: "No se trata de cuántas veces te caes, sino de cuántas veces te levantas". Y en ese instante, aunque sabía que perdería, algo en mí cambió. Ya no era solo el gatito mimado, era Twurky Balboa, el gato que nunca se rinde.
La pelea terminó como todos esperaban: con Tiger levantando su pata en señal de victoria, y yo en el suelo, sucio, herido y derrotado… pero no vencido. Me levanté, tambaleante, con la cola baja, pero con el orgullo intacto. No había ganado la pelea, pero había ganado algo más importante: el respeto, al menos el mío propio.
Con la poca dignidad que me quedaba, regresé a casa. La lluvia caía sobre mí, y el barro se pegaba a mi pelaje blanco. Para colmo, justo al llegar, mis humanos, siempre tan previsibles, me recibieron con su ternura habitual. "¡Pobre Twurky!", decían mientras me secaban con una toalla, y luego… ¡otro baño! Como si el primero no hubiera sido suficiente. Otra vez con el agua caliente, otra vez el jabón, otra vez el secador ruidoso. Pero esta vez, el baño no me molestaba tanto. Había sobrevivido a algo mucho peor.
Después del baño, me sirvieron un plato enorme de comida, y mientras me acurrucaba en mi sofá favorito, pensé en lo que había aprendido. No se trataba de ganar o perder, sino de no rendirse. Y aunque Tiger había ganado esa noche, sabía que algún día volvería a pelear, tal vez no en las calles, pero sí en la vida. Porque si algo aprendí esa noche, es que el verdadero guerrero no es el que nunca cae, sino el que siempre se levanta.
Así que aquí estoy, Twurky Balboa, el gato blanco con ojos azules y orejas amarillas levemente tostadas, listo para la próxima pelea. Pero por ahora, creo que me tomaré un merecido descanso en mi cálido sofá.
Fin?